Voyeurismo
Es una conducta que puede llegar a ser parafilica, caracterizado por la contemplacion de personas desnudas o realizando algun tipo de actividad sexual con el objetivo de conseguir una exitacion sexual. La actividad vouyerista no implica ninguna actividad sexual posterior.
El
voyeur suele observar la situación desde lejos, bien mirando por la cerradura
de una puerta, o por un resquicio, o utilizando medios técnicos como un espejo,
una cámara, etc. La masturbación acompaña, a menudo, al acto
voyeurista. El riesgo de ser descubierto actúa, a menudo, como un potenciador
de la excitación.
A la tendencia voyeurista se le asocia
frecuentemente la tendencia exhibicionista,
esto es, disfrutar mostrándose, más o menos abiertamente, semidesnudo o
completamente desnudo. Ambas conductas poseen un fuerte componente compulsivo,
irrefrenable, mostrando los sujetos aumento de su tasa cardíaca y sudoración
ante la aparición de estímulos relacionados con dichas actividades. Estos
efectos físicos desaparecen tras la realización del acto voyeurista.
El voyeurismo se da, en mayor medida, en hombres,
mayoritariamente heterosexuales, ya que es el hombre el que depende más del
sentido de la vista para alcanzar la excitación sexual.
Es necesario, por lo tanto, distinguir entre
voyeurismo y actividad sexual normal, en la que también se produce una excitación
al contemplar la desnudez. La diferencia estriba no sólo en el consentimiento o
conocimiento de la persona observada que, en el caso del voyeurista, rara vez
existe, mientras que en la actividad sexual normal se sobreentiende que sí,
formando en este último caso parte de la totalidad de la actividad, no siendo
en sí misma la totalidad (la parte por el todo), sino también en la
exclusividad de la observación como conducta sexual, carente de interacción
física interpersonal.
El DSM-III-R
establece asimismo una diferencia entre voyeurismo y contemplación de pornografía.
El diagnóstico diferencial se basa igualmente en el conocimiento del hecho de
ser observado por la persona objeto de la conducta. Algunos autores, como
Langevin y Lang 1987, consideran la
pornografía como un acto voyeurista, siempre que este acto constituya la fuente
primordial de excitación sexual de un sujeto, o una conducta recurrente.
En lo que respecta a los rasgos de
personalidad del voyeurista, estos sujetos suelen ser tímidos durante la adolescencia y con cierta dificultad para iniciar o
mantener relaciones de pareja. No son sujetos especialmente propensos a poseer
rasgos especialmente patológicos.
El “candaulisme” es un comportamiento consistente en
que el mirón deriva placer al observar a su pareja mientras mantiene relaciones
sexuales con otra persona.
Para el gusto voyeurista se han creado los
llamados peep shows, que son actuaciones que se
realizan en vivo en los sex shops o que se observan en la red Internet
por medio de una Web cam.
Estos shows suelen mostrar a mujeres que fingen no saber que son observadas
durante el acto de desnudarse o mientras se masturban.
Por extensión, el término se utiliza también
en un amplio contexto: por ejemplo, se habla del “voyeurismo del telespectador” frente a unas imágenes o
acontecimientos relacionados con las personas y su intimidad o su desnudo.
La palabra voyeurista o mirón se puede
definir asimismo como alguien que disfruta siendo testigo de situaciones de
sufrimiento o desgracia de otras personas (schadenfreude).
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