ATAXIA
La ataxia es un trastorno de la coordinación del movimiento que comporta una desviación del segmento corporal o segmentos corporales que lo está(n) realizando, de la línea ideal que deben seguir durante su recorrido; por ejemplo, si voy andando lanzo las piernas de forma directa y alternativa para avanzar, pero el atáxico titubea al lanzar las piernas, las abre en exceso y no tiene seguridad al andar; si va a coger un vaso, en lugar de proyectar el brazo y mano directamente hacia él para agarrarlo, el movimiento se descompone y el brazo oscila temblando hasta llegar al vaso; todo esto ocurre sin que ha a una aparente pérdida de fuerza, es decir, en ausencia de cuallquier tipo de parálisis. La coordinación se encarga de regular adecuadamente el momento de entrada y salida de los grupos musculares que intervienen en el movimiento, en función del espacio y tiempo en que se realiza; es decir, se pretende que el movimiento se realice con el máximo de precisión y con el mínimo desgaste.
Las ataxias pueden estar presentes desde el nacimiento o tras una lesión cerebral, pueden aparecer de manera brusca o insidiosamente. Las que son post-Iesionales pre, peri o post-natales se agrupan como Ataxias Estáticas Crónicas. Las que se presentan de forma brusca se denominan Ataxias Agudas, observándose entre ellas algunas que se recuperan con prontitud y completamente y otras que se recuperan después de días o semanas de evolución para recurrir semanas o meses más tarde son las Ataxias Agudas Intermitentes o Recurrentes.
El trastorno de la coordinación depende de la alteración de uno de los mecanismos que participan en el control de los movimientos voluntarios. Entre estos mecanismos hay dos fundamentales de información sensitiva, a los que se puede añadir también el papel corrector de la visión en algunos pacientes y del aparato vestibular en otros.
El primer mecanismo es la sensibilidad profunda consciente, que camina por los cordones posteriores de la médula e informa al cerebro de la posición de los diferentes segmentos corporales, apreciación de peso o presión o vibración, de todo aquello que hace que durante nuestros desplazamientos los segmentos corporales se vayan ajustando al medio. El segundo mecanismo es la sensibilidad profunda inconsciente, que ajusta el tono y el equilibrio del tronco y de los miembros para que la coordinación sea coorrecta, y que radica en cerebelo y sus conexiones. Si existe un fallo en uno de estos mecanismos por lesiones en las vías o en los centros superiores, aparece la ataxia, que denominamos sensorial, espinal o cordonal si los cordones posteriores están afectados, en la que el sujeto ignora en dónde está cada una de las diferentes partes del cuerpo a no ser que esté mirando, y cerebelosa, si es el cerebelo o sus conexiones los lesionados.
Las lesiones de la ataxia ceerebelosa pueden afectar al tronco, al eje del cuerpo (ataxia estática o axial), y el paciente anda con aumento de la base de sustentación, como si estuviera borracho, o a los miembros (ataxia cinética), y el paciente realiza los movimientos tanto de miembros superiores como inferiores oscilando y con pérdida de la medida. La visión juega, como hemos visto, un papel importante en el control y puede en ocasiones compensar un déficit más o menos importante de la sensibilidad profunda. Otro factor importante en la coordinación de los movimientos voluntarios es el control cerebral.
Por último, una parte del oído interno, el laberinto, ejerce una actividad de control de la posición del cuerpo y de la dirección del movimiento.
ATAXIA AXIAL
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